sábado, 19 de marzo de 2016

Leyendas Venezolanas: El Silbón

    En mi publicación anterior expliqué la diferencia entre Mito y Leyenda. Ahora quiero ahondar un poco más en la segunda, y traerles las leyendas de mi país. Desde las más famosas y conocidas como El Silbón y La Sayona, hasta las menos comunes y poco escuchadas como Las ánimas de Guasare falconianas o el Caigo o no caigo de la región nororiental del país.

    Esta vez me centraré en la leyenda de los Llanos venezolanos "El Silbón", así que ¿Preparados?

EL SILBÓN

    Hay varias versiones de esta leyenda y del aspecto de esta alma en pena, pero todos concuerdan en una cosa, que asesinó a su padre y que fue maldecido y condenado a ser un espectro y llevar en un saco los huesos de su progenitor por toda la eternidad. Tiene un silbido característico que se parece a las notas musicales. Si escuchas el silbido muy cerca no hay peligro inmediato, porque esto quiere decir que está lejos, pero si lo escuchas lejos o alejándose significa que se está acercando o que ya está junto a ti. El Silbón suele aparecerse, para atacar, en las noches o cuando el tiempo está nublado y oscuro (en la estación de las lluvias), y se le puede espantar con rezos o los aullidos de los perros.


    Se le describe como una figura alta, muy alta, y flaca, a veces con sombrero, que carga los huesos de su padre y sus víctimas recientes en un saco y suele tener por presa a los borrachos y los mujeriegos, pero eso no quiere decir que los demás estén a salvo. Cuentan que le chupa el ombligo a los borrachos para succionar el aguardiente que ingirieron y despedaza a los mujeriegos. Mucha gente del llano afirma haberlo visto a lo lejos, especialmente en tiempo de sequía, sentado tranquilamente en el tronco de algún árbol.


    Cuenta una versión de la leyenda que la razón por la que mató a su padre fue porque este abusó de su esposa y dijo que ella se lo había buscado. Su abuelo, después del parricidio, lo mandó a amarrar a un poste, donde le dieron latigazos y lavaron sus heridas con aguardiente. Lo liberaron junto a perros hambrientos y rabiosos, y su abuelo lo maldijo (un poco exagerado si tomamos en cuenta que el joven defendía la honra de su esposa, pero qué sé yo).

    Hay un conocido relato musical, que arruinó mi infancia, que cuenta el encuentro de Juan Hilario, un personaje del llano, con el Silbón. Aquí les dejo el link:

     

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